El trabajo remoto es infinitamente mejor que ese trabajo insoportable que tienes, pero no te confundas, sigue siendo trabajo.
Hoy no voy a endulzarte la realidad diciéndote que todo es paz y armonía.
Porque estoy fastidiada de ver cómo romantizan todo, como si eso fuera a paliar la incomodidad de vivir.
Aprendamos de una vez:
Todo en la vida tiene su dosis de incomodidad.
Así que aprende a estar cómoda con la incomodidad también.
El trabajo remoto para mi ha sido un cambio de vida maravilloso, pero sigue siendo un trabajo.
Y como cualquier trabajo, requiere esfuerzo y trae sus propios desafíos.
A mi nadie me lo advirtió, así que vengo a decírtelo a ti.
El proceso tiene sus etapas:
1. Transición: cuando el universo conspira en tu contra.
Un día estás harta de ver las mismas caras en la oficina y decides:
“Hasta aquí llegué, me voy”.
Y justo entonces… te ofrecen un aumento, te mandan a un congreso, o tu negocio físico explota en ventas.
¿Casualidad o autosabotaje?
No lo sé, pero ocurre.
Y todo parece gritarte que permanezcas donde ya NO quieres estar.
¿Qué hacer?
Primero, no caigas en la trampa, los años pasan y estar en un lugar donde te sientes infeliz es algo de lo que te arrepentirás en unos pocos años sobretodo si ya eres mayor de 40.
Yo soy radical, me iría sin pensarlo, porque sé que a los tres días todo seguirá igual.
Pero no seas como yo, porque si quisiera, yo feliz de la vida comería avena todos lo días en mi Van con tal de no encerrarme en una oficina con gente que detesto.
Así que si tienes responsabilidades familiares, necesitas ser más estratégica.
Ve liberándote paso a paso.
Haz baby steps como dicen los americanos.
Solicita reducción de horas. Aprovecha cada minuto libre para construir tu escape digital, no para sentarte a ver Netflix todo el día.
Crea pequeñas tareas diarias que no te lleven más de una 1 hora.
Ejemplos:
-Hoy abro una cuenta en Substack, estudio la plataforma, veo de que se trata.
-Mañana hago un tutorial sobre creación de contenido.
-Pasado leo algo sobre técnicas de escritura.Mi newsletter es muy buena para esa tarea :) momento de publicidad… seguimos.
2. Adaptación: bienvenida al caos doméstico
Ya estás en casa.
En esta etapa no distraerte será el mayor de los retos:
Habrá platos sucios, el perro pidiendo que le tires la pelota, vecinos interrumpiendo y a ti el ojo temblándote del estrés.
Te dirás: antes podías salir de la oficina y desconectar.
Ahora todo forma parte del mismo desorden.
Hay más: como no sabes ser tu propia jefa, no sabes imponerte fechas límite.
Y acabas usando cualquier excusa para procrastinar:
“Es que vino el vecino a pedirme algo”.
“Es que la nevera tenía meses muy sucia”
Tranqui, respira es solo una etapa.
Mira lo que vas hacer:
Crea tu espacio de trabajo (aunque sea un rincón improvisado).
Establece horarios como si trabajaras para alguien más.
Impón límites reales: nadie morirá si la nevera pasa un día más sucia.
Y si tienes que hacerlo, vete a un café, a la biblioteca o renta un espacio pequeño de oficina.
Y recuerda: equilibrar hogar y trabajo es el mayor desafío, para los que trabajamos remoto.
Pero se puede superar.
3. Asimilación: ahora comienza lo bueno.
Ya diste el salto.
Más o menos organizaste tu rutina.
Y justo cuando crees que puedes enfocarte y avanzar:
Te das cuenta que creas y publicas contenido y… nadie lo lee.
Los ahorros se esfuman.
Y la duda vuelve aparecer.
¿Será que vuelvo al trabajo de 8 a 5?
No lo hagas, vas a estar bien.
Mantente enfocada en más de lo mismo:
Mantener un horario estricto.
Estudiar diariamente.
Escribir o crear contenido aunque no tengas ganas.
Crear sistemas que te den estructura y sustentabilidad.
Constancia, ahora no puedes parar.
Esta es mi rutina para que tengas una idea:
6 a.m.: Formación (cursos, lecturas)
7 a.m.: Escribir
8 a.m a 6 p.m.: Exigencias de la vida de una mujer de 40
6 p.m. a 10 p.m.: Todo lo que requiere un trabajo remoto
Esto no es magia.
Es perseverancia.
Es disciplina.
¿Para cuándo verás resultado?
Esta es otra verdad que nadie te dice.
Entre 3 y 5 años si lo haces correctamente.
¿Es mucho tiempo?
Sí.
¿Pero qué esperabas que te dijera?
¿Qué triunfarás creando un perfil y cruzando los dedos?
No, amiga.
Esto es trabajo, es esfuerzo y muchísima disciplina.
No te asustes también es libertad.
Una libertad que amaras tener.
Además si vas a dejarte la piel, que sea construyendo algo propio, no para otra persona.
Ya te advertí, ahora sabes lo que te espera.
Pero chill, que no estás sola yo estoy contigo yo también estuve donde tú estás ahora.
Confundida, abrumada, preguntándome si valía la pena tanto esfuerzo.
Por eso he creado el reto:
“30 post en 30 días”.
No es uno más de esos programas que prometen milagros.
Es lo que yo hubiera necesitado cuando empecé.
Es lo que me habría ahorrado meses de frustración y errores.
Por $7 al mes (menos de lo que gastas en un café), te unes a mi comunidad de mujeres +40 que están hartas de falsas promesas y buscan resultados reales.
No vengo a venderte humo.
Vengo a ofrecerte mi mano, mis errores, mis aprendizajes.
Todo lo que me ha funcionado y lo que no, para que tú avances más rápido.
¿Te animas a intentarlo juntas?
No estarás sola en este camino.
Y un trabajo remoto bajo un apagón total de 17 horas debe ser frustrante. ¿Cómo les fue?